Siguiendo con la tónica de productos que nos podemos llegar a poner en el rostro, hoy te quiero hablar de uno que nos soluciona varias papeletas de un plumazo. Se trata de las prebases o primers.
Es probable que hayas oído hablar de ellas, pero si no lo has hecho, te conviene leer este post.
Una prebase, como su propio prefijo indica, es algo que se pone antes.
Su cometido, dependiendo de su composición y para qué esté indicado, es, por norma general, mejorar el aspecto y la duración del maquillaje que pongamos a continuación.
Existen muchos tipos de primers y puede que haya uno para cada zona del rostro, es decir, que los encontraremos para la piel, para los párpados, los labios y hasta para las pestañas.
Antes de hacerte con uno, piensa qué problema te gustaría que resolviera. ¿El color de tu piel es algo cetrino?, úsalo de tono rosado y verdoso si tienes rojeces. ¿Empiezas a brillar como una bombilla a las pocas horas de haberte maquillado?, aplícate uno matificante. ¿Te trae de cabeza el tamaño de los poros?, busca alguno a base de silicona. ¿No te aguantan nada las sombras de ojos o se acumulan en los pliegues?, es el momento de aplicar un preparador para párpados. ¿Te gustaría tener unas pestañas más voluminosas?…
De todos los que he probado, me gustan mucho: Prebase de Maquillaje de Mary Kay, Beauty Flash Balm de Clarins, Prep + Prime CC Colour Correcting de MAC y Smudge Proof Eyeshadow Base de Nars.
La tecnología ha llevado a nuestros neceseres productos variopintos y desconocidos que, sin duda, harán tu experiencia de maquillaje más divertida y, desde luego, más eficiente.
No te quedes en tu zona de confort y, como en la vida misma, prueba. Hay mucho ensayo-error en esto de encontrar lo que a ti te va a funcionar, así es que ve sin miedo y con toda la paz.
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